Volumen 11 - Nº 61- Febrero/Marzo 2001


Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Asociación Ciencia Hoy

 

El mejillón dorado:
Una obstinada especie invasora

 



Figura 1. Cuenca del Plata y subcuencas

 

Gustavo Darrigran*
Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP)
Jorge Darrigran

Facultad de Ciencias Económicas (UCALP)

...Me tiré contra la puerta antes de que fuera demasiado tarde y la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad. Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: “Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado la parte del fondo”. Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados. “¿Estás seguro?” Asentí. Entonces dijo recogiendo las agujas, “Tendremos que vivir en este lado”. Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.

Julio Cortázar, Casa tomada.

 

En el año 1991, la presencia de un tercer bivalvo asiático de agua dulce fue detectada en el Río de la Plata, en el balneario Bagliardi, en Berisso. Se trató del mejillón dorado o Limnoperna fortunei, llamado en inglés golden mussel, integrante de la familia Mytilidae a la que pertenecen cholgas, mejillones y mejillines marinos. Era la primera vez que se constataba la aparición de esa especie en las Américas. Las dos especies anteriores, introducidas a principios de la década de los 70, fueron las almejas de agua dulce, Corbicula largillierti y C. fluminea, de la familia Corbiculidae.



Figura 2. Fouling en una sección de tubería metálica (fotografía: N. García Romero).

 

El mejillón dorado es oriundo de ríos y arroyos de la China y el sudeste de Asia. Se presume que llegó a Sudamérica en el agua usada como lastre en tanques de buques transoceánicos. Se trataría, pues, de un animal introducido de manera no intencional en este continente. Tiene hábitos epifaunales, es decir, vive adherido por medio de filamentos llamados del biso a cualquier sustrato duro, ya sea natural, como troncos, vegetación acuática y limo-areno-compacto (“caliche”), o artificial, como muelles, espigones, caños, etcétera. Tiene la capacidad de multiplicarse con rapidez en los cuerpos de agua en los que ingresa, por lo que afecta tanto el ambiente natural como el humano, igual que lo hace el mejillón cebra (Dreissena polymorpha) en el hemisferio norte. Como lo explicamos no hace mucho en Ciencia Hoy (38:17-22, 1997), el mejillón dorado provocó el primer problema en 1994 en la planta potabilizadora de agua de La Plata, pero pudo ser controlado y no afectó su normal funcionamiento. Desde entonces se ha extendido a otros lugares en la cuenca del Plata (figura 1), es decir, en un quinquenio se amplió significativamente su área de dispersión. Si hasta 1997 solo se lo hallaba en el río Paraná y el Río de la Plata, ahora está también más al norte, en el río Paraguay. En dicho año, no había pasado aguas arriba de Zárate en el primero de dichos ríos; hoy se lo encuentra en Posadas. Entonces afectaba aguas argentinas y uruguayas; en la actualidad lo hace también a paraguayas y brasileñas. Desde su introducción, avanzó río arriba a una velocidad de alrededor de 240km por año y se asentó en aproximadamente 1100km de cursos de agua de la cuenca del Plata. Pero a pesar de lo llamativo de estos hechos y de la difusión del conocimiento sobre las alteraciones ambientales que ocasionan vegetales y animales introducidos o exóticos (en inglés alien species), la sociedad no ha adquirido aún conciencia de los importantes problemas que puede traer aparejados el bivalvo que comentamos.



Figura 3a. Filtro de agua de refrigeración de una unidad generadora de energía (cuenca del Plata) parcialmente contaminado por el mejillón dorado (fotografía: M.C. Damborenea).



Figura 3b. Filtro de agua de refrigeración de una unidad generadora de energía (cuenca del Plata), totalmente cubierto por el mejillón dorado.

El mejillón dorado tiene algunas características que conviene resaltar, entre ellas, su gran capacidad de multiplicarse (su alto potencial biótico). En 1991, cuando se lo vio por primera vez, había cuatro o cinco individuos por metro cuadrado; en 1997, en el mismo ambiente e idéntica superficie, había 82.000. Hoy ese número llega a 150.000. Es el único bivalvo epifaunal de agua dulce que alcanza semejante densidad de población. No tiene competidores ni enemigos en los ambientes americanos en los que ingresó, por lo que, como otras especies exóticas, exhibe el comportamiento de un verdadero invasor. Dado su reciente arribo, todavía se desconoce mucho de su biología en aguas de la cuenca del Plata. Desde que detectaron su invasión, el grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (UNLP) analiza la dinámica de sus poblaciones, distribución, biología reproductiva y predación, en colaboración con científicos de la UBA e Instituto Nacional de Limnología (CONICET) de Santa Fe. Estos conocimientos son base para implementar medidas de prevención y control ante este novedoso problema económico/ambiental. En algún caso, como el de plantas generadoras de energía de la cuenca, se están estudiando concretamente las medidas que se requeriría tomar. Estas dependen de factores diversos relacionados con las alteraciones del ritmo biológico de las poblaciones de una especie con gran capacidad reproductiva-adaptativa, capaz de colonizar una nueva región geográfica. Por ejemplo, el mejillón dorado pasó de un clima templado a uno subtropical y de este se dirige a otro tropical. También intervienen en su distribución factores característicos de cada ambiente humano en particular, como uso del agua, su velocidad de circulación, temperatura, etcétera.

 

 

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* Gustavo Darrigran recibió, como director de un grupo de investigación multidisciplinario e interinstitucional, el Premio Mercosur-Medio Ambiente 2000; 18 de diciembre de 2000, Porto Alegre, Brasil.

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